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Visita Cal Orcko en Sucre y observa huellas prehistóricas

Muy cerca de Sucre, apenas a cinco kilómetros de la hermosa ciudad boliviana, salió a la luz hace apenas veinte años junto a una fábrica de cemento uno de los mayores hallazgos de la historia de la paleontología. Se trata del sendero de dinosaurios con más huellas de todo el mundo en una pared. Llamado Cal Orcko, que en quechua quiere decir «cerro de cal», constituye una larga pared en la montaña que refleja a la perfección el paso de los dinosaurios durante el cretácico como no se ha visto en ningún otro lugar. Hablamos, nada más y nada menos, que de 5000 huellas y de 295 especies de grandes saurios.

Se han contado hasta el momento 5000 huellas pero se sabe que hay muchas más por aparecer. De hecho hay distintas porciones de terreno que aún se siguen analizando. El de Cal Orcko fue para la paleongología lo que el hallazgo de la tumba de Tuntankhamon para los arqueólogos, algo absolutamente especial. Se habían encontrado en distintos países lugares bastante prolíficos en huellas de dinosaurios, pero centradas en dos o tres especies. La de Bolivia mostraba incluso miembros que jamás se habían clasificado en el Sudamérica como el Anquilosaurio, un herbívoro de 6 toneladas con el cuerpo acorazado y un mazo en la cola.

La visita al yacimiento se hace a través de una valla y de un mirador en un simulado parque de entretenimiento del cretácico con reproducciones fieles de algunas de las especies más importantes que pisaron el suelo de Cal Orcko. Su centro de interpretación contesta, además, una de las preguntas más repetidas por parte de los visitantes. ¿Cómo es que las huellas están en vertical?

Y no es que los dinosaurios caminaran por las paredes sino algo mucho más sencillo. El que fuera el suelo de un lago de poca profundidad que inundaba gran parte de Sudamérica durante el cretácico se ha movido en numerosas ocasiones al compás de lo que han hecho las placas tectónicas. La tierra que pisaron los dinosaurios es como una alfombra que se ha estirado y arrugado a lo largo millones de años, que en la vida de nuestro planeta son apenas unos minutos. La pared calcárea que conserva todas aquellas huellas es un ejemplo evidente de la rugosidad de un terreno vivo que se encuentra ahora en su pendiente más vertical.

La visita a Cal Orcko no permite acercarse demasiado a las huellas, pero sí comprender las razones de peso que llevan a decirnos que se trata de uno de los mayores descubrimientos de la Historia.

IMRG

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