Transformación Digital y Educación Superior
Dos conceptos están girando en las mentes de los estrategas de las diferentes instituciones de la Educación Superior: Disrupción Tecnológica y Transformación Digital. La pregunta es: ¿En qué medida se dirigen hacia estos conceptos de la cuarta revolución industrial?
Para contextualizar una respuesta sugerente, es importante recordar que, en nuestro medio y como producto de la cuarentena que se impuso por la pandemia, las diferentes Instituciones de Educación Superior, se han convertido en “exploradores digitales”, incursionando en el mundo de las diferentes tecnologías para satisfacer la demanda de formación profesional de los jóvenes que ya venían desarrollando un proceso de formación, y de aquellos jóvenes que concluyeron abruptamente su educación secundaria. La adquisición de tecnologías de videoconferencias, Plataformas de aprendizaje (Learning Management System), suitte de ofimática (como google, office), marcaron fuerte y positivamente esta exploración.
Sin embargo, es preciso analizar con detenimiento si esta exploración digital está avanzando en dirección de estos dos conceptos que cambiaron el mundo de las diferentes industrias en los últimos tiempos: Disrupción Tecnológica y Transformación Digital.
Geoffrey Parker, académico de Dartmouth College y MIT, menciono en 2016, que la transformación digital implica el diseño de plataformas que, integrando diversos recursos tecnológicos, reúnan a los productores y consumidores en un solo espacio, generando así una experiencia grata para ambos concurrentes, lo cual genera una disrupción en los modelos convencionales de produccion en las industrias donde tengan lugar dicha transformación.
En efecto, la explosión de un sinfín de aplicaciones y la posibilidad de interconectarlos entre sí, está haciendo que diseñar gratas experiencias de usuarios de bienes o servicios sea más fácil, dependiendo sólo de la creatividad y la imaginación de los que se atreven a disrumpir tecnológicamente una industria (concepto que acuño Clayton M. Christensen, profesor de Harvard Business School, en 1997).
Ahora bien, es preciso entender qué requieren los demandantes de los bienes o servicios para diseñar la oferta y así generar las gratas experiencias. Es aquí donde ingresamos en la industria de la Educación Superior.
La concepcion de una carrera profesisonal basada en cuatro o cinco años de formación en una sola disciplina, se está cambiando por la concepción transdisciplinaria de formación profesional, es decir que un profesional debe salir al mundo laboral a formar parte de un todo, interactuar con otras disciplinas y colaborar en la generación de valor productivo o académico…”
Como sabemos, las nuevas generaciones de jóvenes, que son la más significativa demanda de educación superior, perciben una realidad diferente a la que percibimos las generaciones que tuvimos que adecuarnos a internet. Estas nuevas generaciones perciben el mundo más rápido, acelerado, impacientes, pragmáticos, que se preocupan de vivir la experiencia (más que el porvenir); son jóvenes que difícilmente caen en compromisos de largo aliento. Por ello la forma en la que se genera el servicio de formación profesional debe cambiar hacia estas perspectivas y así tener la oportunidad de orientarlas hacia una formación a lo largo de la vida.
En este sentido, el concepto de transformación digital, nos sugiere una respuesta importante: las instituciones de educación superior, están convocadas a ingresar en la transformación digital de sus modelos académicos y administrativos, basándolos en tecnologias tales como: la Web, cloud computing, Tecnología móvil, internet de las cosas, Big Data, Inteligencia Artificial, analítica de datos, entre otros. La experiencia está mostrando que no basta con digitalizar contenidos y ofrecerlos a través de aulas virtuales. La forma de aprender de los jovenes está cambiando vertiginosamente, como producto del uso de estas tecnologías desde tempranas edades. La concepcion de una carrera profesisonal basada en cuatro o cinco años de formación en una sola disciplina, se está cambiando por la concepción transdisciplinaria de formación profesional, es decir que un profesional debe salir al mundo laboral a formar parte de un todo, interactuar con otras disciplinas y colaborar en la generación de valor productivo o académico, pero en tiempos más cortos, sin espacios geográficos y con mayor precisión; todo lo cual las nuevas tecnologías bien empleadas, hacen posible.
Entonces, se hace necesario repensar, no solo en los contenidos que debe aprender el estudiante para desarrollar potencialidades que lo hagan capaz de actuar en un mundo digital, sino también en el formato en el cual se desarrolla toda esta experiencia de aprendizaje. Es en este punto donde se genera la disrupción tecnológica de la industria y la transformación digital ofrece las soluciones para generar un nuevo servicio educativo.
No obstante, si bien el mundo avanza a paso firme en la producción de contenidos especializados y tecnológicos para la formación, todavía es incipiente la producción de contenidos que orienten a los jóvenes hacia un humanismo que genere valores de conservación de las personas, la casa común, los valores sociales y familiares, la sostenibilidad, el porvenir del bien común. Es preciso que las propuestas de valor para estas nuevas generaciones integren, mediante la mencionada transformación digital, aprendizajes autónomos de todas las ventajas tecnológicas del nuevo ecosistema digital, pero sin perder el horizonte de la trascendencia de la humanidad, su arte y cultura como expresión de aquello “no digital”, y, por supuesto, su eterna relación con su medio ambiente y su espiritualidad. Solo este alcance recordará a estas nuevas generaciones que el mundo digital solo es un medio y no el fin en sí mismo.
Finalmente, compete a los directivos y estrategas de las instituciones de educación superior cuestionarse sobre si se están ingresando en la era de la transformación digital de la educación superior. Una forma rápida de hacerlo es simplemente viendo si la institución está empleando: la Web, cloud computing, Tecnología móvil para hacer incapié en la experiencia de estudiantes y docentes; o empleando internet de las cosas, Big Data, Inteligencia Artificial, para hacer una gestión administrativa más agil y colaborativa; o efectivizando la analítica de datos para la toma de decisiones estratégicas basadas en tecnologías de visualizaciones profundas. En resumen, si su institución es ágil, colaborativa y tiene un oportuno manejo de datos, se puede pensar que está ingresando al mundo de la transformación digital.