Solo los miopes no pueden verlo o entenderlo…
Gary Antonio Rodríguez Álvarez (*)
¿Sabía que la exportación agropecuaria del país se equipara ya a la de los hidrocarburos? No es un tema menor, dada la gran diferencia cualitativa y de los efectos multiplicadores entre uno y otro. En primer lugar, la producción agropecuaria es renovable, mientras que la del gas que no lo es porque cuando se lo extrae del subsuelo para venderlo al exterior, se pierde ese recurso natural y no se repone. Por el contrario, la ganadería, agricultura y agroindustria se pueden reproducir indefinidamente, muy especialmente cuando media la ciencia y la tecnología. Algo más: se precisa 1.000.000 de dólares para generar un empleo en el sector hidrocarburífero, mientras que en el campo basta con 10.000 dólares. Es así que, el mismo millón de dólares crea 100 veces más empleo en el agro.
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) acaba de informar que entre 2010 y 2021 la exportación agropecuaria de Bolivia acumuló casi 19.000 millones de dólares, por 32 millones de toneladas enviados al exterior; de otra parte, la agroexportación del país logró en 2021 un pico histórico de 2.196 millones de dólares por 3,3 millones de toneladas despachadas al extranjero. Con dicho nivel, las ventas agropecuarias están a menos de 150 millones de dólares de empatar a las ventas de hidrocarburos ¡lo que no es poca cosa!
Exportar más de 200 productos por casi 2.200 millones de dólares -soya, girasol y sus derivados (torta, aceites, harina), castaña, carne bovina, azúcar, alcohol, quinua, bananas, lácteos, chía, sésamo, maní, maíz amarillo, café, palmitos, frejol, entre otros- es algo que debería llenarnos de satisfacción, máxime, si los vendemos a más de 80 países, algunos tan cerca como Colombia, Perú, Ecuador o Chile, y otros tan lejanos como China, Estados Unidos, Alemania o Turquía. ¡Qué gran mérito llegar a tantos países y tan lejos, lo que dice mucho de la pujanza y competitividad del sector agroproductivo-exportador!
A diferencia de ello, el gas natural llega apenas a 2 países destinatarios que, dicho sea de paso, ayer fueron “mercados cautivos”, mientras que ahora nos hemos convertido en una suerte de “rehenes” de ellos porque ya no dependen tanto de nosotros como antes, al contar con energías propias y alternativas.
¿Quiénes generaron en 2021 esos 2.196 millones de dólares y 3,3 millones de toneladas de productos agropecuarios? Un 84% del valor (1.855 millones de dólares) y un 93% del volumen (3,1 millones de toneladas) correspondieron a Santa Cruz; comparativamente, en 2010 su aporte era del 78% y 85%, respectivamente, por tanto, su contribución aumentó sustancialmente. Luego se ubicaron, en números redondos: Beni con 130 millones de dólares y 20.094 toneladas (t); Cochabamba (101 millones y 167.463 t); Oruro (56 millones y 26.428 t); Pando (24 millones y 4.020 t); La Paz (17 millones y 6.625 t); Potosí (6 millones y 2.724 t); Chuquisaca (3 millones y 1.146 t) y Tarija (3 millones de dólares y 6.032 t); los nueve Departamentos generaron agroexportaciones, pero, se puede hacer muchísimo más.
Según un estudio de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), Bolivia dispone de 49 millones de hectáreas con vocación agrícola/pecuaria, 16 millones utilizables para agricultura, de las que tan solo cultivamos 3,9 millones de hectáreas para producir 20 millones de toneladas de alimentos, en 2020.
De otra parte, de los 33 millones de hectáreas susceptibles de uso para ganadería, teniendo un hato de más de 10 millones de cabezas de ganado, usamos apenas 2,3 millones con pasto cultivado para producir la carne bovina que comemos, con un saldo de más de 40.000 t/año de carne para exportar.
El potencial de crecimiento agropecuario como país es grandioso, mucho más si mejoramos la productividad con biotecnología, genética, asistencia técnica, buenas prácticas en el agro, riego, fertilización con urea, etc. El futuro de Bolivia está en el sector agropecuario, agroindustrial y agroexportador, solo los miopes no pueden verlo o entenderlo…
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional