Marketing

Por qué los ultra ricos no eligen marcas como Gucci o Louis Vuitton

Cuando pensamos en marcas de lujo como Gucci, Louis Vuitton, Prada o Burberry, nuestra mente suele asociarlas con exclusividad, riqueza y estatus. Sin embargo, la realidad de estas marcas no es tan glamurosa como parece a primera vista. A pesar de su prestigio, estas marcas no son las favoritas de los verdaderamente ultra ricos. De hecho, muchas de ellas han admitido que su cliente objetivo no es la élite económica, sino la clase media que busca aparentar un nivel de riqueza más alto del que realmente posee.

De acuerdo con Justin Lahart, columnista del Wall Street Journal, las marcas de lujo no pueden sostenerse económicamente si dependen exclusivamente de los clientes ultra ricos. Esta parte de la población es demasiado pequeña como para mantener a flote un negocio global. Por ello, muchas de estas marcas optan por una estrategia basada en el “sesgo precio-valor”: un principio de marketing que asocia precios altos con un valor percibido igualmente elevado.

Esta táctica funciona especialmente bien con la clase media, ya que muchos consumidores de este segmento creen que los productos de lujo son de mejor calidad, y que poseerlos aumenta su autoestima y refuerza su imagen social. En contraste, los verdaderos ricos compran artículos exclusivos solo con ingresos excedentes, y prefieren marcas que mantienen un perfil discreto y que no están asociadas al consumo masivo.

A diferencia de las marcas de lujo populares, existen otras que representan la verdadera exclusividad y que solo los más adinerados pueden permitirse. Estas marcas, muchas veces desconocidas para el público general, se enfocan en ofrecer productos de calidad excepcional, hechos a mano, y sin depender del marketing masivo o de la validación de celebridades. Aquí algunos ejemplos destacados:

Conocido como “el Rey de la cachemira”, Brunello Cucinelli ha construido un imperio que viste a figuras de Silicon Valley como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Su enfoque se centra en materiales de primera calidad y diseños atemporales. Cucinelli evita usar celebridades en su publicidad, apostando por la autenticidad y la discreción.

Esta marca italiana de moda masculina se dirige a multimillonarios hechos a sí mismos y líderes mundiales. Su enfoque está en pieles exóticas y trajes hechos a medida, con una promoción que prioriza relaciones directas con sus clientes en lugar de desfiles o espectáculos mediáticos.

Reconocida por su elegancia discreta, Loro Piana es sinónimo de tejidos excepcionales como la cachemira y la lana de alta calidad. Aunque fue adquirida por LVMH en 2013, la marca mantiene su compromiso con la excelencia artesanal, vistiendo a figuras como Bill Clinton y Gigi Hadid.

Ambas marcas italianas se destacan por su enfoque en la sastrería tradicional y el cuidado meticuloso de cada prenda. Kiton, por ejemplo, cuenta con su propia escuela de sastrería para preservar sus altos estándares. Brioni, preferida por Barack Obama y representada en varios James Bond, crea trajes que requieren más de 200 pasos de producción.

El común denominador de estas marcas es su alejamiento de los circuitos tradicionales de publicidad y validación social. En lugar de perseguir la fama y la ostentación, prefieren enfocarse en productos que hablen por sí mismos a un nicho muy exclusivo de consumidores.

El mundo del lujo es más complejo de lo que parece. Las marcas populares como Gucci y Louis Vuitton pueden ser sinónimo de estatus para muchos, pero no representan el ideal de exclusividad que buscan los verdaderos ultra ricos. En cambio, estas personas optan por marcas discretas y artesanales que priorizan la calidad sobre la cantidad y la sustancia sobre la publicidad. Esta elección refleja no solo su poder adquisitivo, sino también un estilo de vida más refinado y menos ostentoso.

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