Los 3 tipos de responsabilidad social
1. Responsabilidad social individual
Nuestros actos individuales, que llevamos a cabo como madres y padres, hijos e hijas, miembros de una comunidad de vecinos, integrantes de un equipo de trabajo, usuarios de determinados servicios o como consumidores, tienen repercusiones sobre las otras personas y nuestro entorno.
Por ello, cuando te preguntas, ¿qué puedo hacer yo para mejorar la vida de los demás?, o ¿cómo puedo contribuir a hacer más sostenible nuestro mundo?, muchas veces la respuesta no se halla lejos de lo cotidiano.
En nuestro día a día, en todo lo que hacemos podemos encontrar soluciones prácticas y sencillas para ser más responsables con lo que nos rodea.
¿Quieres algunas ideas?
- Reduce residuos consumiendo responsablemente
- Colabora con proyectos de voluntariado
- Compra en tiendas solidarias
- Revisa tus hábitos alimentarios
Todas son medidas de muy bajo coste, que no cuestan grandes esfuerzos ni requieren mucho tiempo, pero que sin duda tienen efectos de una gran repercusión. ¿Te animas a ponerlas en práctica?
Recuerda que una pequeña acción, por simple que parezca, puede tener consecuencias más grandes e ir mucho más allá de lo que podríamos imaginar.
2. Responsabilidad social empresarial
Las actividades productivas y comerciales de las empresas repercuten sobre el conjunto de la ciudadanía y el entorno de un modo mucho más amplio y profundo que las acciones individuales.
La responsabilidad social empresarial, también conocida por sus siglas (RSE), es un aspecto que cada día tienen más en cuenta sus clientes y usuarios, conscientes de que la productividad, la reducción de costes y la obtención de beneficios no pueden justificar de modo alguno la explotación, la violación de los derechos fundamentales de las personas o la degradación del medio ambiente.
Conoce algunas iniciativas que son ejemplo de este tipo de responsabilidad:
- Las redes de productos de Comercio Justo.
- Los bancos éticos como Triodos Bank u Oliko Credit , plenamente conscientes de la responsabilidad social de las empresas y el comercio, están transformando poco a poco los criterios de desigualdad por los que se tradicionalmente se han regido algunos sectores considerados estratégicos (como la banca y las altas finanzas), apoyando económicamente proyectos ecológicamente sostenibles y de interés público, de tipo cultural, educativo y, por supuesto, también comercial siempre que se lleven a cabo de acuerdo con principios éticos.
- La Cooperativa La Fageda , de Olot (Girona), tiene un fuerte compromiso social. Se trata de un proyecto sin ánimo de lucro que trabaja para integrar en el mundo laboral a personas con discapacidad, elaborando productos lácteos de alta calidad que se venden en los circuitos comerciales más habituales.
No podemos olvidar que, hasta cierto punto, toda la ciudadanía participa de la acción de las empresas compartiendo su responsabilidad por ellas, por ejemplo, cuando consume sus productos o contrata sus servicios.
3. Responsabilidad social pública o gubernamental
La responsabilidad social es algo que todos y todas compartimos. Sin embargo, la responsabilidad social pública o gubernamental es aquella que tienen las instituciones y las administraciones encargadas de diseñar y ejecutar políticas públicas.
Las acciones de estos organismos, que se concretan en leyes, decretos, regulaciones… tienen una gran repercusión, y muy directa, sobre el entorno natural y social de su jurisdicción.
El doble ámbito de la responsabilidad social de organismos públicos
La responsabilidad social de las entidades gubernamentales no es únicamente externa, es decir, regulando las actividades de individuos y organizaciones, empresas, etc., que quedan bajo su paraguas administrativo.
También su responsabilidad se juega en el ámbito interno, en la misma gestión de su actividad, en la consideración del personal que forma parte de ellas y de las actividades que se realizan en su area.
Por ejemplo, una administración pública dedicada a regular el impacto ambiental de las empresas, tiene la responsabilidad de ser coherente y aplicarse a sí misma estas regulaciones siendo ejemplo para toda la ciudadanía.
No podemos olvidar que las administraciones públicas y las instituciones nos representan y que, por lo tanto, en cierta medida, todas y todos somos responsables de sus acciones. Exigir que sean ejemplares, pues, forma parte de nuestras obligaciones como ciudadanos y ciudadanas responsables.
Fuente: Blog.oxfamintermon