Las tres vitaminas más importantes que los niños colegiales y jóvenes universitarios deben consumir
María Inés, con solo cuatro años, debe superar esta semana varios retos mentales: memorizar números, letras, aprender palabras en inglés, canciones y operaciones matemáticas básicas, además de los nombres de países, entre otras cosas. José Carlos, su hermano, con 19 años, también tiene la tarea de aprender nombres y términos técnicos que le corresponden al segundo semestre de Medicina.
¿Qué comer para rendir mejor en el colegio o la universidad? ¿Qué vitaminas demanda el cuerpo cuando hay mayor exigencia mental? Fernando Álvarez, asesor científico de INTI, explica que las vitaminas son fundamentales para la prevención de múltiples enfermedades, pero también para acelerar las conexiones neuronales y, por ende, la capacidad de aprendizaje.
“El cerebro, por fuera, es el órgano más grande del sistema nervioso central y constituye el centro de operaciones de todo el organismo. Por dentro es como una maraña de cables eléctricos que se conectan entre sí y generar las conexiones neuronales llamadas sinapsis. Los nutrientes, sin duda, contribuyen a que este órgano acelere sus procesos y participen en el proceso de aprendizaje, de retención de datos, de la capacidad del lenguaje y la atención”, explica.
Estas vitaminas, minerales y nutrientes que alientan los procesos neuronales se ingieren, según Álvarez, a través de los alimentos que se consumen a diario. “Un 2% del peso corporal lo tiene el cerebro y aún así requiere aproximadamente de un 20% de la energía que el cuerpo demanda. Por ejemplo, cuando el cerebro está en actividad intensa el requerimiento de glucosa es muy elevada para lo cual necesita acaparar hasta un 50% de la energía que brindan los hidratos de carbono”, comenta Álvarez.
¿Cuáles son las vitaminas esenciales para niños, adolescentes y jóvenes en constante actividad de aprendizaje? Álvarez sugiere tres:
1. La vitamina B:
Se puede encontrar en alimentos como las legumbres, el pescado, la carne, los huevos, lácteos y verduras de hojas verde. Son especialmente conocidas por mejorar la energía del organismo, la atención y la agudeza mental. Las vitaminas B6 ayudan a reducir la fatiga y a mantener un bienestar físico y mental adecuado. Así también las vitaminas B1 y B12 contribuyen al funcionamiento normal del sistema nervioso.
2. Vitamina C o ácido ascórbico:
La concentración más alta de vitamina C se encuentra en el cerebro, especialmente en la glándula pituitaria. Esta vitamina es importante para proteger el cerebro del estrés oxidativo y de aportar en la síntesis del neurotransmisor dopamina. Como esta vitamina no puede almacenarse en el organismo, es recomendable consumir diariamente alrededor de 90 mg (miligramos) de alimentos como el brócoli, la coliflor, los cítricos y las fresas.
3. Vitamina E
La vitamina E tiene una capacidad antioxidante que favorece la capacidad de transformación del cerebro a lo largo de su vida. Esta vitamina reduce la cantidad de estrés oxidativo en el cerebro y fomenta el mantenimiento de la cognición y la plasticidad cerebral. En un estudio realizado durante cinco años con 2.613 personas de los Países Bajos, se encontró que los que tuvieron un menor consumo de vitamina E registraron el doble de deterioro de la memoria que aquellas personas con mayor ingesta.
“La función de la mayoría de las vitaminas es la de colaborar con las reacciones químicas cerebrales, sobre todo durante la infancia, que transforma los alimentos en energía. La transformación de los alimentos en energía, por ejemplo, se debe a este tipo de reacciones que no podría darse sin la acción de las vitaminas. También son un grupo de sustancias que son necesarias para el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo normales”, concluyó Álvarez.
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