La planificación educativa en la educación superior
La academia es vista como el espacio privilegiado para la planificación, el desarrollo, la innovación y la evaluación curricular. En esa línea, todo docente conoce la importancia de la planificación como parte de su tarea diaria. Sobre todo, en los últimos tiempos, la planificación se ha convertido en la principal herramienta del profesor para desarrollar el trabajo en aula. Para que esta acción educativa este presente en el día a día, se explica su relevancia desde ¿qué se entiende por planificación?
La planificación es el proceso que debe realizarse, de manera sistemática, equilibrada y argumentada, para organizar y elaborar un plan de acción antes de la puesta en práctica de la docencia ante la población de discentes que se incorporan en el sistema educativo, tomando decisiones en cuanto a:
- ¿Qué contenido voy a trabajar con el estudiante?
- ¿Qué metodología aplicaré?
- ¿Qué técnicas implementaré (gamificación, dinámicas, canciones)?
- ¿Qué material voy a utilizar?
- ¿Qué actividades de aprendizaje van a realizar los estudiantes?
- ¿Cuánto tiempo se dedicará a cada actividad?
- ¿Qué criterios de evaluación voy a seguir para tomar decisiones?
Por todo ello, la planificación es fundamental dentro de las competencias que ejercen los educadores, ya que planificar requiere de algún tipo de previsión y de preparación. Por tanto, planear es decidir por adelantado lo que se hará. “De aquí surge la importancia de cómo los docentes realizan las planificaciones y la forma de cómo trabajan esta herramienta en todas las actividades del quehacer educativo” (Reyes, 2021).
Seguidamente, la planificación es necesaria en cualquier contexto y sobre todo en el educativo que tiene como meta la transformación del hombre nuevo y el alcance en la calidad de la educación.
En esa línea, surge la siguiente interrogante ¿cómo se podrán comprender los significados que le atribuyen los actores pedagógicos y sociales a la planificación educativa? siendo la planificación en la educación una clave para asegurar el éxito y la calidad de las acciones académicas.
En términos simples, la planificación educativa es el proceso en el que se organizan, articulan y sistematizan las metodologías pedagógicas. Además, permite crear anticipadamente las actividades y los recursos para lograr los objetivos o competencias de aprendizaje en el aula. De esta manera, se prevén los elementos necesarios e indispensables en el quehacer educativo, reduciendo el nivel de incertidumbre.
Entonces, con la planificación educativa, los profesionales de la enseñanza organizan su práctica educativa, opciones metodológicas, estrategias educativas y materiales para secuenciar las actividades a realizar; a manera de tener una guía organizadora y estructurada.
Por tal razón, autores como Carriazo, Pérez y Gaviria (2020) enfatizan que, para alcanzar niveles óptimos en los estándares de calidad se hace necesario un buen proceso de planificación educativa que incluya:
- ¿Qué voy a hacer? Orientar la acción pedagógica en cualquier escenario educativo, definiendo los objetivos.
- ¿Cómo lo voy a hacer? Encaminar la práctica pedagógica, determinando dónde se está en relación con los objetivos.
- ¿Para quién lo voy a hacer? El espacio poblacional para el que se toman las decisiones necesarias.
- ¿Dónde lo voy a hacer? Identificar el ambiente de aprendizaje o LMS.
- ¿Con qué recursos?
Sin duda, la planificación educativa es elemental en todos los temas administrativos que un docente debe cumplir, por lo que es necesario tomar en cuenta de la relevancia de esta herramienta para desarrollar el plan diario de clase, también es significativo que los entes encargados revisen, evalúen y les den seguimientos a los planes.
La planificación debe ennoblecer, en primer lugar, la formación de los docentes determinada por la innovación, enfocada en la didáctica de la enseñanza y del aprendizaje. Por consiguiente, los docentes deben centrar mayores esfuerzos en su formación integral de manera constante, capacitarse y; además, actualizarse para que surja el interés y la motivación de cómo llevar a cabo la planificación en la práctica pedagógica.
En suma, la importancia de la planificación educativa radica en la necesidad de organizar de manera coherente lo que se quiere lograr con los estudiantes en el aula. “Esto implica tomar decisiones previas a la práctica sobre qué es lo que se aprenderá, para qué se hará y cómo se puede lograr de la mejor manera” (Heinsen, 2019).
A continuación, desde el ensayo de María Martínez, se presentaun procesopara la planificación educativa que consiste en:
- Diagnosticar: Definir para quién se planifica, cuáles son las características, necesidades e intereses de la población estudiantil. Ahora, el reto es alcanzar una planificación que brinde respuestas a las necesidades de los estudiantes y que refleje la contextualización de su entorno social. En definitiva, se debe organizar el trabajo diario en base a un diagnóstico y no improvisar.
- Identificar: Decidir cuáles son los objetivos o competencias de aprendizaje y qué actividades académicas son las más adecuadas para alcanzarlos.
- Programar: Reflejar de manera racional y sistematizada lo que se va a hacer, por qué se va a hacer, para qué, con qué recursos, cómo se va a hacer, quién lo va a hacer y cuándo se debe hacer algo. Se materializa en una secuencia y una guía de programación para cada actividad.
- Ejecutar la acción: Desarrollar lo programado adaptándose a los imprevistos que puedan ir surgiendo en el proceso.
- Evaluar: La evaluación permite sistematizar las experiencias y lecciones aprendidas para mejorar las futuras acciones ¿Cómo se ha desarrollado? ¿Se han logrado los objetivos/competencias planteadas? ¿Cuál es la retroalimentación de los participantes? ¿Qué se puede mejorar para el futuro?
A manera de conclusión, la planificación educativa asegura una mejor calidad educativa, aumenta la pertinencia de las acciones de acuerdo con los intereses y necesidades específicas de los estudiantes y facilita la comunicación y el trabajo en equipo.