La oscura verdad de las etiquetas éticas
Según The Guardian, muchos de los estándares de certificación líderes en el mundo no solo no logran mejorar la conducta ética de las grandes corporaciones, sino que sirven para afianzar las prácticas comerciales abusivas, argumenta un nuevo informe condenatorio.
El estudio Not Fit-For-Purpose analiza 40 iniciativas voluntarias globales, que incluyen normas de certificación, etiquetado y otros programas para mejorar la conducta ética de las grandes corporaciones, y revela la oscura verdad de las etiquetas éticas y la importancia de abordar estos desafíos para evitar socaven los esfuerzos en sostenibilidad.
Etiquetas éticas se quedan cortas
Por mucho tiempo el llamado etiquetado ético como el Forest Stewardship Council (FSC) y Fairtrade International, han servido para ayudar a los consumidores a identificar productos y empresas que realizan una amplia variedad de afirmaciones sobre responsabilidad social y ambiental.
Estas etiquetas reconocen productos que cumplen ciertos criterios, por ejemplo, pagar un salario decente a los trabajadores o comprometerse con ciertos estándares de bienestar animal. Sin embargo, varían mucho en términos de qué tan altas son realmente las expectativas éticas y qué tan sólidamente se verifican.
También conocidas como estándares y certificaciones de sostenibilidad, esquemas de acreditación ética, etiquetas ecológicas o certificaciones éticas de la cadena de suministro, el estudio pone en duda la efectivad de estas herramientas para proteger los derechos humanos de las personas.
Es hora de pensar sobre la verdad de las certificaciones sustentables
El informe de 235 páginas se basa en una década de investigación sobre «iniciativas de múltiples partes interesadas», desde la certificación de alimentos o productos de consumo como «sostenibles», «justos» o «éticos», hasta el establecimiento de buenas prácticas para las empresas de Internet con respecto a la privacidad y la libertad de expresión en línea.
Y reflexiona que si bien en los últimos años ha existido mayor preocupación sobre el tema y su expansión, concluye que en esta investigación el propósito de proporcionar de forma efectiva protección contra el abuso en todas las etapas de la cadena de suministro, la verdad de las etiquetas éticas es que tienen fallas.
Amelia Evans, directora ejecutiva de MSI Integrity, el grupo de derechos humanos con sede en Estados Unidos detrás de la investigación, este tipo de iniciativas de múltiples partes interesadas [por que son iniciativas creadas por una combinación de compromiso entre activistas y empresas] tienen una relación complicada con los gobiernos, que con frecuencia interpretan su existencia como evidencia de que los abusos están siendo «atendidos».
En este contexto, el análisis sugiere que en lugar de usar estas iniciativas para maquillar la situación, los gobiernos deberían reconocer la verdad de las etiquetas éticas, que sugiere una señal de que hay abusos subyacentes de derechos humanos que necesitan ser abordados y tomarse medidas concretas al respecto.
Falta de representación de las comunidades afectadas
Según la investigación, solo el 13% de las iniciativas analizadas incluyen a las poblaciones afectadas en sus órganos de gobierno y ninguna de ellas tiene una mayoría de titulares de derechos en su junta directiva. Tal desequilibrio se pone en evidencia en la etapa de las quejas, con casi un tercio de las iniciativas que no ofrecen ningún mecanismo de queja para los trabajadores u otras partes afectadas.
La frecuente ausencia de la voz de las víctimas habla de una preocupación más amplia sobre el uso de los esquemas de certificación y estándares voluntarios similares para detener el progreso en materia de derechos humanos y salvaguardar el status quo..
El informe también sugiere un sesgo percibido en la atención que reciben los abusos en diferentes partes del mundo por parte de los esquemas de certificación. Según el informe, estos esquemas parecen prestar más atención a los abusos cometidos en países del Sur Global, mientras que pasan por alto los incumplimientos de los estándares de derechos humanos en países del Norte Global.
Consumidores deben mantenerse alerta ante afirmaciones poco sostenibles
A la luz de su crítica, MSI Integrity advierte que los consumidores «no pueden confiar» en las afirmaciones hechas por muchas etiquetas éticas. No sólo se siguen produciendo abusos, sino que términos genéricos como «justo» y «sostenible» pueden inducir a error.
Sarah Newell, portavoz de la Red de Responsabilidad Social impulsada por los trabajadores con sede en Estados Unidos, va aún más lejos, argumentando que existen iniciativas de múltiples partes interesadas para «ocultar» intencionalmente los abusos de los trabajadores en las cadenas de suministro multinacionales.
Finalmente, Alianza ISEAL, una organización que agrupa y coordina a otras organizaciones con objetivos similares en el ámbito de los esquemas de certificación ética, acogió con satisfacción los hallazgos del informe y afirmó: «La evidencia disponible demuestra que las normas de sostenibilidad pueden y tienen impactos positivos en muchos resultados de sostenibilidad. Para temas muy complejos, como los derechos humanos, hay límites en cuanto a hasta dónde pueden llegar las normas de sostenibilidad por sí solas. Las alianzas son esenciales para lograr la escala y la profundidad de impacto necesarias».
Fuente: expok.