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La importancia del rol materno en la vida de niños, niñas y adolescentes

Los niños, niñas y adolescentes tienen derechos fundamentales, como ser protegidos, amados y cuidados, vivir en familia, recibir atención médica, educación y mantener su identidad cultural. En el cumplimiento de estos derechos, una figura crucial emerge: las madres.

En el marco de su día, exploramos el papel de las madres con la psicóloga Alejandra Aspillaga, quien destaca su importancia en la vida de los niños y niñas: «Son las personas más cercanas que nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida».

¿Cuál es el rol de las mamás en la vida de los niños y niñas?

Naturalmente, el papel de la madre es esencial y fundamental. Desde los primeros momentos de vida, la figura materna representa cobijo, protección y guía. Es quien nos forma desde adentro, siendo la primera persona con la que tenemos contacto y quien nos acompaña a lo largo de nuestra vida.

El vínculo madre-hijo/a se construye principalmente a través del apego inicial. Cuando una madre puede sostener, oler, alimentar y pasar tiempo con su bebé sin muchas interferencias externas, se establece un vínculo fuerte y natural. Es importante que este proceso no esté mediado por normas externas, sino que surja de manera instintiva, permitiendo una conexión emocional profunda.

Para fortalecer este vínculo, la madre debe estar en sintonía con su propia emocionalidad y comprender las necesidades emocionales de su hijo/a. En niños más grandes, el desafío radica en mantener esa conexión y cercanía, brindando apoyo, consuelo y acompañamiento en momentos de miedo o tristeza. Esta cercanía y contención permiten que el vínculo se desarrolle de manera natural y fluida a lo largo del tiempo.

¿Qué experimentan los niños cuando son contenidos, cuando son cobijados?

Cuando un bebé nace, su necesidad principal es sentirse protegido y cuidado, algo que comparten con los primates y otros mamíferos. Necesitan un cuerpo cálido que los abrace, los alimente, los mime y los limpie. Una vez que estas necesidades básicas están cubiertas, el cerebro del bebé comienza a regularse para enfrentar el estrés y las demandas del entorno. La forma en que acompañamos al niño o niña en sus experiencias con el mundo que los rodea es crucial, y la madre juega un papel fundamental en esto.

Sin embargo, ser madre implica mucho más que simplemente estar presente. La disponibilidad es clave, aunque no siempre es fácil de lograr. Las mujeres enfrentan una serie de demandas y desafíos, como trabajar, ganar dinero para el sustento familiar y estar disponibles para más de un hijo o hija. Este rol es tremendamente desafiante y a menudo está cargado de múltiples preocupaciones, especialmente en el mundo acelerado en el que vivimos hoy en día.

¿Ese vínculo se puede trabajar en la adolescencia?

Siempre he sentido que lo que realmente me motiva en este trabajo, en esta labor que tanto disfruto, es la posibilidad de ver cómo las relaciones evolucionan hasta el último día. Pero lo que realmente moldea todo desde el principio es el vínculo temprano, especialmente durante esos momentos cruciales en los que una mujer se convierte en madre. Si podemos ofrecer apoyo, educación, formación y acompañamiento durante esta etapa, todo lo demás será mucho más sencillo, ya que hemos sentado las bases en el apego inicial. Durante las primeras etapas, se están formando estructuras y conexiones neuronales en el cerebro, y cuanto antes se trabaje en ello, mayor será el impacto. Sin embargo, eso no significa que no podamos seguir trabajando en ello en etapas posteriores; siempre hay oportunidades para mejorar y fortalecer esas conexiones.

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¿Hay que cambiar la disponibilidad ya no física, sino con otras necesidades propias de los y las adolescentes?

Adaptarse y ajustarse a las necesidades del otro es fundamental. Requiere una gran entrega y el desarrollo de una sabiduría significativa con el tiempo. Algunas mujeres pueden encontrar esto más fácilmente si han tenido experiencias tempranas de ser acompañadas, cuidadas, amadas y satisfechas en sus necesidades emocionales.

¿Cómo se pueden acompañar las mamás?

Es fundamental para las madres buscar el apoyo de otras mujeres que hayan pasado por la experiencia de la maternidad. Formar una tribu con otras madres, ya sea recurriendo a las propias madres, amigas o compañeras de trabajo, es esencial. Al hacerlo, se dan cuenta de que muchas de las experiencias que están viviendo son compartidas por otras mujeres, lo cual puede resultar reconfortante.

Al conversar con otras personas y buscar ayuda, ya sea a través de terapia, hablando con sus propias madres si están presentes, o con amigas, se crea un conocimiento compartido sobre lo que funciona mejor, qué experiencias han tenido éxito y cómo gestionar los miedos y dolores que vienen con la maternidad. Ser madre implica abrirse a los más grandes amores, pero también a los dolores más profundos. Al compartir de corazón con otras mujeres, se revela la humanidad en todas sus facetas y se reconoce lo difícil que puede ser este viaje.

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