Físico del Balseiro creó un algoritmo de aprendizaje, ahora forma a miles de jóvenes
Ignacio Gomez Portillo. Desarrolló una plataforma de aprendizaje que se expande por distintos países.
“Ninguno de mis padres terminó el secundario. No éramos pobres, pero nos acercábamos mucho. Teníamos un auto todo chocado, que lo intentaron robar dos veces, pero no se lo pudieron llevar porque no tenía nafta”, recuerda ahora, con un dejo de nostalgia, Ignacio Gómez Portillo, que vivió su infancia, junto a sus cuatro hermanos, en el departamento de Godoy Cruz, en Mendoza.
Para Ignacio, el rol de su madre fue clave y explica en buena medida su actual éxito profesional. “Era una gran persona, que le gustaba cultivarse. La vida le fue dura, pero siempre dijo que la educación es la diferencia. A cada uno de los cinco hermanos nos dijo: ‘hacé lo que quieras, cómo quieras y cuándo quieras, pero no vas a no estudiar. Y si vas a no estudiar, no lo hacés en esta casa’. Era la única regla que teníamos”.
Nace una idea
En el caso de Ignacio, la curiosidad y el empuje lo llevó, tras pasar por el Balseiro, a hacer una maestría en sistemas complejos. Eso lo condujo a estudiar a la sociedad y las interacciones humanas (¿existe un sistema más complejo acaso?).
Para entender a la sociedad estudió filosofía y ciencias sociales en la Universidad de La Plata. Con todo esto en la mochila se presentó para hacer un doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona y ahí se dedicó a la teoría de la cooperación humana.
“Empecé orientando a mis estudiantes hacia el intercambio. En vez de ser yo el profesor parado arriba del escenario me sentaba con ellos. Y vi que así, y usando otros principios de la cooperación, la gente se motivaba y tenía mejores resultados en su aprendizaje. Entonces quise investigar esto, y como no lo podía hacer dentro del Conicet renuncié y abrimos un instituto educativo con mi esposa, que es especialista en marketing».
El paso siguiente fue pasar la metodología de enseñanza al mundo virtual. Para eso, armó una startup de educación (Egg), que se basa en lo que dio en llamar el “algoritmo de cooperación humana”. Una plataforma que toma los principios del método pedagógico.
Con ese sistema, que se va expandiendo y es usado por colegios y programas educativos, ya formó a más de 250.000 jóvenes en más de 10 países, sobre todo en programación y otras habilidades digitales.