MANAGEMENT EMPRESARIAL

El capital constructivo: una nueva brújula para las inversiones en Bolivia

En un contexto donde Bolivia enfrenta serios desafíos para atraer inversión de calidad, la Fundación Milenio propone una herramienta innovadora: el Índice de Capital Constructivo. Este instrumento no solo mide el desempeño de empresas extranjeras, sino que también plantea un nuevo paradigma sobre cómo debe concebirse y fomentarse la inversión en el país. En lugar de centrarse únicamente en el monto de capital ingresado, la mirada se amplía hacia aspectos clave como la ética empresarial, el impacto social, la transparencia y la sostenibilidad.

Desde hace varios años, la Fundación Milenio viene advirtiendo que la economía boliviana adolece de una carencia estructural de capitales productivos. Esto limita la capacidad del país para generar empleos de calidad, modernizar su aparato productivo e insertarse con fuerza en la economía global. Frente a este diagnóstico, se desarrollaron investigaciones previas sobre el «capital corrosivo» —formas de inversión con efectos nocivos en el desarrollo institucional y económico—, y su contraparte, el «capital constructivo».

Más que capital por capital, lo que se busca es una inversión que construya, que respalde el desarrollo sostenible, fortalezca la democracia y contribuya a una economía más inclusiva y moderna.

Este último concepto se refiere a inversiones extranjeras responsables, transparentes y alineadas con los principios de gobernanza corporativa, sostenibilidad ambiental y compromiso social. En 2022, Milenio publicó una evaluación inicial sobre experiencias de este tipo en sectores como minería, energía, agroindustria y telecomunicaciones. En 2024, con el apoyo del Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), la fundación consolida esta visión mediante un índice cuantitativo y cualitativo, aplicable a empresas con inversión extranjera directa (IED).

El Índice de Capital Constructivo 2024 se basa en tres pilares: inversión, integridad e impacto. Evalúa 21 empresas extranjeras operando en Bolivia, seleccionadas principalmente por su visibilidad en el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (MERCO). Los criterios incluyen calidad de inversión, gobernanza, rendición de cuentas, sostenibilidad ambiental, responsabilidad social e impacto económico general.

A diferencia de enfoques tradicionales que valoran solamente la rentabilidad financiera o el volumen de inversión, este índice busca visibilizar buenas prácticas empresariales y generar un estándar ético que impulse a otras compañías —tanto privadas como públicas— a adoptar modelos similares.

El Índice de Capital Constructivo se basa en tres pilares: inversión, integridad e impacto.

Uno de los aportes más interesantes del índice es que sirve como espejo para el propio sector empresarial. Las empresas no solo reciben una calificación, sino también una base para autoevaluarse, identificar áreas de mejora y fortalecer su reputación. Esto es especialmente relevante en un país donde la percepción pública hacia la inversión extranjera está cargada de desconfianza, producto de factores históricos, posturas ideológicas y falta de comunicación efectiva.

Además, el índice plantea la necesidad de avanzar hacia una cultura empresarial más madura, que valore la transparencia y la responsabilidad como activos estratégicos. De cara al futuro, Milenio proyecta ampliar su alcance, incluyendo a más empresas, incluso del sector público, y perfeccionando la metodología

El Índice de Capital Constructivo se convierte en una herramienta crucial para repensar el modelo de inversión que Bolivia necesita. Más que capital por capital, lo que se busca es una inversión que construya, que respalde el desarrollo sostenible, fortalezca la democracia y contribuya a una economía más inclusiva y moderna. En ese sentido, esta iniciativa de la Fundación Milenio no solo evalúa, sino que inspira: propone una visión de país donde la inversión de calidad sea motor de progreso y no motivo de conflicto.

La apuesta es ambiciosa, pero necesaria. Bolivia requiere no solo atraer capitales, sino también construir confianza, institucionalidad y futuro.

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