SAPIENSIA Y EXPERIENCIA

¿Cuánto sabe Ud. del sector forestal-maderero boliviano?

Prejuicio, es una pequeña palabra que puede ocasionar mucho daño. Según la Real Academia Española tiene que ver con la acción y efecto de prejuzgar”;juzgar una cosa o a una persona antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento”; viene a ser la “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Su origen puede deberse a la ignorancia (lo que no es pecado) pero también a la maldad (porque el corazón del hombre es engañoso, y perverso, más que todas las cosas).

Cuántas veces, personas que se supone son ilustradas, serias y honestas en sus análisis terminan dañando reputaciones y hasta posibilidades de desarrollo, nada más que por hablar sin dominar un tema o repetir lo que escucharon, sin comprobar su veracidad. Este es el caso de quienes se rasgan las vestiduras por los bosques. Dicen amar a los animalitos, a los arbolitos y a los aborígenes que viven en la selva pero -qué curioso- no viven como aquellos, postergados en la jungla, y tampoco usan taparrabos en las ciudades donde habitan, comen, se educan y tienen atención médica, de todo lo cual los pobres indígenas adolecen.

Pero claro ¡cómo pues! Si quienes se preocupan por el bosque tienen derecho a vivir bien en casas construidas donde antes había árboles, y a trabajar en oficinas con muebles de maderas finas; además, a manejar lujosos vehículos quemando diésel o gasolina contaminando el aire, y no a pie, ni descalzos, como los de la selva. ¡Faltaba más! Si para eso se han capacitado, para no vivir como salvajes.

“Desvirtuando prejuicios” es un interesante artículo que invito a leer a toda persona que quiera conocer la realidad del sector forestal/maderero boliviano para formarse una sana opinión y poder hablar con propiedad de él, sin dejarse llevar por tendenciosas aseveraciones que agravian a este rubro. Temas como impacto socioeconómico y ambiental; cadena de valor; incendios forestales; biodiversidad; comunidades indígenas; potencial de desarrollo y sostenibilidad, están contenidos en una publicación coeditada recientemente por la Cámara Forestal de Bolivia – CFB y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior – IBCE (“Reactivación Económica del Sector Forestal-Maderero Boliviano”, Revista Comercio Exterior, No. 291, Año 29, IBCE-CFB, Santa Cruz, Bolivia).

Los prejuicios que esta publicación literalmente “desmonta”, tienen que ver con los falsos conceptos sobre: deforestación y daño al medio ambiente; réditos económicos inmediatos; abuso del comunario por el maderero; “solo se exporta materia prima”; “al exterior va lo mejor y lo peor queda para el mercado interno”; que, la actividad no genera beneficios y, que los privados se han apropiado de la mayor parte de los bosques. Nada de lo cual, en honor a la verdad, es verdad…

¿Sabía Ud. que si hay un enemigo de la actividad forestal y maderera legal, es la deforestación?»

¿Y que la actividad maderera aprovecha solo ciertas especies, con permiso de la autoridad competente a un promedio de 3 árboles/hectárea, pero además, que promueve la regeneración natural del bosque?

¿Un sector que, según fuente oficial, favorece directamente a casi 90.000 familias y a 180.000 indirectamente -más del 60% de ellas, rurales- con lo que más de 1.000.000 de personas en Bolivia se benefician de la actividad?

¿Sabía Ud. que el sector forestal es el que más tributa al Estado, en el ámbito rural?

De ahí que su propuesta de generar más de 400.000 nuevos empleos; formalizar 32.000 empresas; producir de forma sostenible 5 millones de m3 de madera/año; más de 450 millones de dólares en ventas al mercado interno y más de 1.200 millones de dólares por exportación, en 5 años -además de 100.000 hectáreas en plantaciones forestales industriales- debería merecer todo nuestro respaldo, siendo que se haría por cuenta y riesgo de los empresarios, para beneficio de todos.

La revista se la puede pedir a gpromocion@ibce.org.bo o descargarla de https://ibce.org.bo/ibcemail/noticias.php?id=2734 ¡Hágalo, vale la pena!

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