El adiós de Joann Fabric: un reflejo de los desafíos del retail en tiempos de incertidumbre

Después de más de ocho décadas siendo un referente en la industria de telas y manualidades en Estados Unidos, Joann Fabric ha anunciado el cierre definitivo de sus más de 500 sucursales. Esta decisión llega un mes después de declararse en quiebra bajo la protección del Capítulo 11, un mecanismo que ya había utilizado en 2024 para intentar evitar un colapso total. Sin embargo, esta vez no hubo margen de recuperación, y un nuevo grupo inversor decidió poner fin a la operación de la histórica cadena.
El declive de Joann no es un caso aislado. En los últimos años, la combinación de altos niveles de endeudamiento, cambios en los hábitos de consumo y una creciente competencia en el comercio digital ha afectado a muchos minoristas tradicionales. Según los documentos judiciales, la empresa arrastraba una deuda de más de 615 millones de dólares, con un déficit significativo en sus pagos a proveedores. Además, las dificultades logísticas y la falta de ciertos productos clave deterioraron su reputación, acelerando su crisis.

Para expertos financieros como Kevin Thompson, de 9i Capital Group, el problema se originó con el impacto de la pandemia y el posterior aumento en las tasas de interés, lo que hizo insostenible la deuda de la empresa. Alex Beene, especialista en educación financiera, advierte que esta situación podría repetirse en otras cadenas minoristas si los líderes no encuentran caminos viables hacia la rentabilidad.
El cierre de Joann Fabric no solo marca el fin de una era en el sector textil, sino que también deja una lección importante sobre la necesidad de adaptación en un mercado en constante cambio. La transformación digital, la optimización de costos y la diversificación de canales de venta son aspectos clave que las empresas deben considerar para evitar un destino similar.