7 mejores prácticas para fomentar la ética en el trabajo
Fomentar la ética en el trabajo es una acción que puede contribuir a mejorar los resultados de una empresa, entérate.
El fomentar la ética en el trabajo se ha constituido en los últimos años como una acción elemental por parte de las organizaciones. Sin embargo, aunque muchos de nosotros reconocemos su importancia —comenta la Dra. Laura Parks-Leduc, profesora de gestión en la Universidad James Madison, para B The change , resulta realmente difícil enseñar a tomar decisiones que tengan un impacto real.
¿Tiene propósito fomentar la ética en el trabajo?
Un análisis sobre los programas para fomentar la ética en el trabajo revela que muchos no producen resultados, y aunque algunos tienen un efecto positivo, a menudo es pequeño.
Pero la respuesta no es dejar de impartirla. Si se lleva a cabo con eficacia, esta proporciona al personal un importante conjunto de habilidades que pueden alejarlos —tanto a ellos como a las organizaciones— de los problemas. En un mundo cada vez más complejo, y esto nunca ha sido más importante.
La buena noticia es que las indagaciones también apuntan a que dichos programas acarrean prácticas mejores y más claras. A continuación, te describimos y explicamos cómo esto puede ayudar a una empresa mantenerse en el camino de la ética.
¿Qué es la ética empresarial?
La ética es el estudio de lo que se considera correcto o incorrecto según los individuos y la sociedad. Al hacerla un campo de aprendizaje en el ámbito laboral, se enseña a las personas a tomar decisiones en las cuales exista un componte ético: situaciones en las que se propicien algunas resoluciones, comportamientos o consecuencias que podrían evaluarse como buenas o malas.
Algunos ejemplos son:
- Un vendedor que proporciona información falsa o engañosa sobre un producto para cerrar un trato.
- Un ejecutivo que presenta una contabilidad “creativa” para que la situación financiera de la empresa parezca mejor.
- Un equipo de una empresa que decide verter los residuos medioambientales de esta en la propiedad (o peor, en el río local) en lugar de pagar por el almacenamiento y/o la mitigación adecuados.
En cada una de los escenarios, un observador externo evaluaría dichos comportamientos como incorrectos porque violan las normas sociales pertinentes, causan daño o perjudican de alguna manera a otro individuo o grupo.
7 mejores prácticas para la formación ética
1. Incluye el debate
Algunas formaciones son autoguiadas, es decir, los empleados las realizan a su propio ritmo y a menudo de forma individual. Esto puede ser útil para algunos tipos de aprendizaje: por ejemplo, un programa técnico.
Pero en el caso de fomentar la ética en el trabajo, obtendrás mejores resultados si el personal discute sus puntos de vista entre ellos y con un instructor.
2. Hazlo de forma continua
Los programas de formación más cortos y repartidos a lo largo del tiempo suelen ser más eficaces que los prologandos. Puedes considerar una hora mensual de “debate ético” en lugar de una sesión de formación de un día.
3. Utiliza actividades aplicadas y basadas en casos
Evita las conferencias abstractas. Considera la posibilidad de plantear dilemas éticos reales a los que la empresa (o el sector) podría enfrentarse, de modo que el debate se base en la vida de los empleados y en sus experiencias compartidas.
4. Varía las aplicaciones
Como parte de la formación, deja que el personal practique sus habilidades de razonamiento ético en diferentes contextos y situaciones. Una variedad de casos ayuda a desarrollar habilidades de razonamiento.
5. Demuestra que los ejecutivos les importa
La preocupación por el comportamiento ético y la toma de decisiones éticas tiene que ser una prioridad entre los dirigentes.
Deben hablar de ética, abordar las preocupaciones y modelar el comportamiento apropiado para los demás. Los especialistas en materia muestran que el “tono en la cima” realmente influye en el comportamiento en los otros niveles jerárquicos.
6. Proporciona un marco
Ofrece a los participantes un marco sencillo y fácil de entender para utilizarlo sistemáticamente. Por ejemplo, un mantra como: “No hagas nada que te haga quedar mal a ti o a la organización si terminas en la portada del periódico”.
7. Da prioridad a la simplicidad sobre la filosofía
Los cursos tradicionales de ética tienden a incluir una inmersión profunda en los diversos enfoques filosóficos, con discusiones sobre las diferencias entre el utilitarismo y la virtud, por ejemplo.
Lo cual llega a ser abrumador y la gente pierde el interés antes de que llegue a la parte interesante, que es cómo aplicarlas en situaciones reales. También pueden parecer oscuras y desconectadas de la realidad. Mantén la sencillez.
Fuente: expok.